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SIGNIFICADO EMOCIONAL Y ESPIRITUAL DEL STRESS ENFERMEDADES MÁS COMUNES ASOCIADAS. FORMAS DE IDENTIFICARLO Y SUPERARLO. Por: Lic. Ricardo Belloso. Psicólogo Clínico Nº 1.953.

 

FraseTodoTieneSuTiempo

El mundo está organizado para que  colapsemos, ya que el espíritu que lo inspira mos ha vendido la ilusión de que podemos controlar  la vida a partir de nuestras fuerzas, talentos y capacidades;  muchas veces la gente dotada con mayores dones y capacidades, sucumbe en mayor medida al stress, debido a una fortaleza o fachada de orgullo y autosuficiencia que caracteriza su comportamiento habitual.

La primera fantasía a eliminar en nuestra mente, es creer que tenemos el control sobre nuestra vida y las circunstancias, ya que esto abre la puerta para ser oprimido y esclavizado ( 2a corintios 1:8-11)

«El tiempo de DIOS es perfecto”. Reconocemos que nuestra concepción del tiempo debe estar sujeta al tiempo de ÉL , ya que si trastocamos este principio,  podemos enfermarnos y ser conducidos a una muerte prematura.

La persona estresada, tiene una buena parte de su conciencia oscurecida, no se da cuenta de aquellos agentes que la oprimen; una manera de recuperarse o rehabilitarse es adquirir conocimiento consciente de las verdaderas causas que están detrás de sus padecimientos; esto empieza a lograrse aprendiendo a asumir autoridad (no falso control) sobre las circunstancias , tomándose un tiempo para repensar la vida en términos de medios y fines, pero, especialmente, dándole un verdadero propósito  y significado a su vida.

Es cierto que hay muchas situaciones en nuestra vida que no hemos elegido ni somos responsables de ellas, pero sí de la manera como las enfrentamos.  Ese es el propósito de este mensaje, equiparnos para no sucumbir ante este mundo caído y sin brújula, sino caminar en medio de él, como portadores de luz y solución, estando conscientes que nuestro poder para transformarnos y afectar favorablemente a otros, no proviene de nosotros sino de aquel que nos creó a su imagen y semejanza.

Algunas personas tienen una sensación permanente de prisa y urgencia (proverbios 20:21) alterando seriamente la percepción del tiempo en los procesos vitales; quieren resultados rápidos, descuidando la calidad del trabajo y de sus vidas. Así, entran en un ciclo enfermizo de insatisfacción por lo realizado y, compulsivamente, a mayor actividad sin sentido.

El stress, más allá de sus causas aparentes, es impulsado y potenciado por la necesidad urgente de llenar un “vacío”. A veces, en la existencia de una persona, mucha actividad y ocupación es una magnífica excusa para no abordar y confrontar aspectos centrales que tienen que ver con la madurez y crecimiento como persona. El ser humano se estresa por lo que codicia su corazón; esto lo esclaviza y lo sumerge en prisiones de oscuridad y de falta de paz. Por ello, en todo stress, hay exigencia y auto exigencia. La persona es víctima del “síndrome de DIOS “, que no es más que creer que puede vencer desde el limitado andamiaje de sus energías físicas y mentales, a este mundo con su carga compleja y sofisticada de agobio.

Causas

En el trasfondo de todo stress hay una conducta afanosa que, a su vez es impulsada por un alto componente de incredulidad (duda sobre el conocimiento de resultados), el cual se expresa por una exagerada tendencia al control y al perfeccionismo sobre las circunstancias; esto cultiva la impaciencia, la prisa, y el temor a fallar. El resultado es un profundo desgaste nervioso que evidencia a la persona trabajando hasta el límite de sus propias  fuerzas. El temor surge como producto de la búsqueda imperiosa de “seguridad” en el cumplimiento de toda tarea, minimizando al máximo el margen de error. A su vez, el afán es hijo de la ambición de poder o propio de una mente ávida de conquista, avaricia y codicia, que confía demasiado en sí misma, es autosuficiente (no sabe delegar y asume más cargas de las que puede) y con poco margen para aceptar los propios errores y los de otros. Son personas que no se dan tregua a sí mismas y no saben lo que es el descanso real, desesperan ante la adversidad y la incertidumbre, y creen, ilusamente, en su propia capacidad y recursos para controlar la realidad, bajo su esfera de influencia. Por tal motivo, no saben esperar y toman decisiones equivocadas (Hageo 1:5-8, salmo 127:1, Eclesiastés 2: 17-23).

El estresado está bajo control de él mismo y su mala actitud ante la vida, o también de otros a quien él les ha permitido en forma pasiva ser “yugo” de su vida; en consecuencia, su voluntad está seriamente comprometida, siendo frecuente un pensamiento automático y repetitivo que tiende al fracaso de la gestión, trayendo frustración, resentimiento y muchas veces hostilidad y violencia, afectando la armonía en la relación con su entorno más próximo.

Cuando hablo de yugos, me refiero a todo aquello  que atenta contra la libertad, precisando en primer lugar, el propio carácter (el «yo»), pasando por  personas, trabajos, recuerdos (imágenes), apegos, culpa, falsas creencias (pensamiento mágico o supersticioso), vicio o adicción, preocupaciones o aflicciones, visión injusta de sí mismo (asume cargas que no le corresponden),  resentimiento, entre otros. Estar bajo el control del stress, es dejar de ser una persona con juicio sano y capacidad de elegir la mejor opción de vida, para pasar a ser tratado como un objeto, bombardeado por distintas fuentes de presión, en donde los demás también son tratados como objetos, con la finalidad de obtener los fines que obsesivamente han sido exigidos.

Mas grave aun es el hecho de que padres con este patrón de conducta, pueden contagiar a sus hijos, creándoles falsas expectativas y controles desmesurados, hasta empujarlos hacia una vida de resultados “rápidos” y poco convenientes. Síntomas como la tartamudez, el nerviosismo, la depresión, los miedos asociados al apego a las figuras parentales, podrían estar relacionados con esto.

Ciertamente, hay fuentes externas que fomentan el stress y están representadas por lo institucional, incluyendo la familia y cualquier organización que actúe como religiosa. Dentro de las características “institucionales” que generan stress, encontramos:

  • Las que refuerzan o alientan la competitividad agresiva y la lucha por el “éxito”.
  • Las que dentro de sus predicciones respecto a las expectativas de logro, conciben muy baja tolerancia al error.
  • Las que establecen numerosas demandas que promueven conflictos entre el tiempo y la oportunidad.
  • Las que imponen demandas de tiempo que fomentan conductas urgidas y agresivas.

Principios Terapéuticos:

 Debido a que el stress es un estado de esclavitud emocional y espiritual, que coarta toda visión de libertad en la propia persona y en la percepción que ella tiene de otros, lo primero que hay que destruir es la falsa creencia del control como medio para encontrar la tan ansiada seguridad. Esto es posible a través de un cambio en la “agenda de vida” y en las expectativas de hacia dónde me dirijo, de qué dispongo y por qué y para qué debo emprender una búsqueda hacia una meta deseada; para ello, debo renovar mis pensamientos y mis actitudes, valores y principios de vida; ser reeducados y nacer de nuevo, tener acceso a una nueva conciencia, que ponga en evidencia el principal yugo que atenta contra su propia libertad y posibilidades de realización, el cual es él mismo. El  hombre guiado por sus codicias y pretensiones de poder, debe declararse en bancarrota, en especial, dejando de poner sus ojos en lo temporal y efímero de esta vida  y poniendo los ojos en lo que permanece, en lo eterno. Imitar el carácter de CRISTO, le  dará la seguridad para caminar confiadamente en todo lo que emprenda y verá  su gloria manifestada en su vida y en la de los suyos. (mateo11:28-30, Juan 14:6, Juan 3:3-5, efesios 5:14, romanos 13:11-14,8:6)

Al ser transformado nuestro carácter y  capacidad de reacción, a través del conocimiento de la palabra de DIOS,  logramos tener acceso a la paz, al gozo y a la dicha que tanto necesitamos.

Recomendaciones:.

  • Aprenda a aceptar y confesar sus debilidades.
  • .Rompa con autoridad todo yugo en su vida representado por influencias de terceros, incluyendo seres íntimos o cercanos que han contribuido a su estado de esclavitud emocional. Esto también incluye, actividades o trabajos.
  • No haga diagnósticos anticipados sobre situaciones que no ha vivido ni confrontado Cada día tiene su propio afán y es una nueva luz y oportunidad  para aprender algo nuevo y útil.
  • Ejercitar el perdón y el auto perdón para saldar cualquier deuda emocional asociada a culpa o resentimiento. En su defecto, asumir responsabilidad pero con límites realistas para no ser atado.
  • Ejercitar la tolerancia y el dominio propio, lo cual implica llenarse de misericordia y compasión, la misma que DIOS ha tenido por usted.
  • Ejercitar la voluntad y la toma de decisiones en un criterio de tiempo probado y no apresurado, ni movido por emociones ni  opiniones de terceros. Crear su propia agenda y no la de otros.
  • Aprenda a desconfiar de sus propias opiniones, lo cual implica ejercitar la humildad.
  • Cambiar la lectura de la enfermedad y del dolor, como una oportunidad para asumir una nueva actitud ante la vida.
  • Cultivar la fe y hacer del “oír” un hábito
  • empiece a probar la calidad de sus pensamientos y conductas, y discierna si conducen a la vida o a la muerte.
  • Aprenda a aceptar la ayuda de otros y a valorarlos. Así, mengua al orgullo y a la autosuficiencia. 

Ricardo Belloso

Consejería

 

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